Hace pocos días pase por uno de los procesos más dolorosos e incómodos dentro de la rutina de mantenimiento para tener unos dientes sanos.
En mi infancia nos recalcaban la importancia de una buena higiene dental, pero no nos enseñaban como debería de ser el cepillado de los dientes para que estos mantuvieran sanos con el paso de los años.
"a higiene dental nos permitirá prevenir enfermedades en las encías y evitará en gran medida la caries. Pero una higiene dental se debe realizar de la forma y con las herramientas adecuadas. Además, se deberá dedicar el debido tiempo para que sea efectiva".
Desafortunadamente, desde mi infancia tuve problema con mis dientes, pues crecieron montados porque me salieron más de la cuenta y no cabían en mi boca. El remedio para esto, era simplemente extraerlos para darle cabida a los dientes que ya se habían formado y que venían bajando.
Crecí con la pena de mis dientes y mi sonrisa no era muy agradable. Pero gracias al adelanto de la tecnología, hoy en día contamos con procedimientos que nos ayudan a tener una mejor sonrisa.
Se ven hermosos verdad? Pues para ello debemos seguir el consejo de nuestro odontólogo. Un buen cepillado tres veces al día, sobre todo el último antes de acostarnos. Y los que tenemos los dientes muy juntos no debemos pasar los alto la ceda dental, ya que en medio de ellos queda comida que no vemos, propiciando el crecimiento de las bacterias responsables de la caries dental.
Pero el procedimiento por el que pasé en estos días, por culpa de mi vanidad fue el blanqueamiento dental.
Es un procedimiento como paciente, relativamente fácil. Incómodo si, por un rato ya que se demora aproximadamente una hora, que dividen en tres etapas más o menos de 20 minutos cada una. Te protegen la boca y los cuellos dentales con un gel. Aplican un químico que es el que te blanquea los dientes uno o dos tonos, y un aparato especial, acelera el procedimiento.
La reacción del primer día después del procedimiento es dolorosa. Yo sentía como corrientazos en mis dientes, se me destemplaban cada vez que abría la boca, tomaba algo calientes o frío. Pero el resultado valió la pena. Ahora puedo sonreír con gusto, porque veo mis dientes sanos.
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